Ni siquiera soy una cara bonita

8.07.2011

Sweet dreams are made of bliss

Foto robada a un buen sujeto de Flickr.
Anoche soñé con alguien a quien quiero pero no quiero querer. Es la segunda vez que sueño con él. Estábamos en una casa que no es mía, pero quería que lo fuera, en una habitación que jamás he visto, con el techo alto y cuatro paredes pintadas de celeste. 

Mis sueños son películas sin sentido, un poco a lo Buñuel-Bergman sin los insectos y a color, con tonos pastel a lo Roy Andersson, con los chistes de Woody Allen y los personajes de Godard, sin la chica sexy y sin la pistola... tal vez es más a lo Éric Rohmer.

Pero son aburridos, nadie se muere, nadie se besa, nadie viaja a París. Serían 120 minutos de nada, en su cine más cercano.

Pasé la mitad del sueño atrapando sus dedos entre los míos. Y era lo único que podía ver, dos manos entrelazándose en secreto. No conseguí ver mi expresión o la suya, si nos mirábamos o no; nada, sólo dos manos.

Y después nos reíamos y comíamos. Y me preguntaba si le amaba y respondía que sí. No me atreví a preguntarle lo mismo porque sé que no es así, porque en la vida fuera de los sueños estoy segura que él se sabe querido por mí pero no dice algo, no me pide que deje de hacerlo y tampoco me da esperanza, porque él es una buena persona que no jugaría con los sentimientos de nadie; y en mi sueño lo sabía. Él sólo sonreía cuando le decía que lo quería y apretaba mis dedos.

Ya ni en mis sueños tengo libertad creadora, sniff.

3 comentarios:

  1. Tienes suerte con soñar cosas bonitas. Yo sueño con zombies, boeings 747 chocones, campos de concentración modernos o episodios lesbianos frustrantes.

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  2. Yo quiero soñar contigo para que me preguntes si te quiero y te diga que mucho.

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